(355 palabras) Decimos mentiras de vez en cuando. Esto no siempre se debe a malos motivos. A veces simplemente no queremos hablar de algo o viceversa, queremos embellecer la realidad. Muy a menudo, nos cronometramos. ¿Pero es la verdad realmente necesaria para el hombre? No en vano, algunos dicen: "Mejor una dulce mentira que una amarga verdad". Así que veamos el ejemplo de la obra de Gorky "At the Bottom", ¿necesitamos la verdad?
En resumen, la obra trata sobre los habitantes de la pernoctación, y un día un extraño anciano llamado Luke viene a ellos y les pregunta a los pobres sobre su vida. La compasión por alguien, alguien consuela o alienta. Pero todos estos habitantes mienten, pero no a Luka, sino a cada uno a sí mismo. Y el vagabundo miente un poco. Por ejemplo, la moribunda Anna, que teme que en el más allá se enfrente al mismo tormento que en la vida, Luke dice que todo estará bien. Pero no puede estar seguro. Anna no le cree porque es verdad, sino porque es más fácil y menos aterrador para ella morir.
El actor también es engañado. Ya se ha convertido en alcohólico. Luke dice que hay un hospital donde puede curarse. El actor le cree y se entrega voluntariamente al autoengaño. Cuando termina la magia de las mentiras, se quita la vida. No es de extrañar que el vagabundo diga que no todos pueden soportar la verdad, para alguien es mortal.
Entonces, ni siquiera Luke es el que engaña a los refugios, sino que ellos mismos están contentos de vivir en mentiras. Ellos son los engañadores. La prostituta habla del amor verdadero, el ladrón sueña con una vida honesta, el artesano piensa que después de la muerte de su esposa se curará de forma real. Todos los pobres están sumidos en el autoengaño. Sus ilusiones son exactamente lo contrario de lo que hacen todos los días. Y si los héroes se mienten voluntariamente a sí mismos, entonces la conclusión se sugiere a sí misma: no necesitan la verdad.
Dado que una estadía nocturna es un modelo simplificado de toda la sociedad, podemos decir que la verdad es necesaria solo por individuos que son excepciones a la regla general. Satin, por ejemplo, está dispuesto a vivir honestamente consigo mismo, pero ¿cómo puede un tramposo ser honesto con los demás? A esto responde sarcásticamente: "¿Por qué a veces el tramposo no habla bien, si la gente decente ... habla como un tramposo?" Su comentario solo refuerza mi conclusión: la gente (en su mayor parte) no necesita la verdad, ni tampoco la libertad, ya que "la verdad es el dios de un hombre libre".